Ha llegado la temporada de mandarinas, ¡una fruta de la que es fácil abusar!
Es una de las frutas preferidas de los niños por su dulzor unido a su facilidad para pelarlas, lo que hace a las mandarinas una de las frutas de otoño más populares.
La mandarina presenta una forma algo más achatada y de menor tamaño que una naranja. El color de su piel varía desde el amarillo al rojo-naranja y está formada por gajos repletos de un zumo de agradable sabor.
Según la variedad, su piel estará más o menos adherida y se podrá pelar con mayor o menor dificultad. (Conoce todas las variedades y características de las Mandarinas de Valorange)
La mandarina:
-Mejora las digestiones pesadas, (estimulando las secreciones digestivas)
-Ayuda a combatir resfriados y enfermedades cardiovasculares
-Es depurativa y muy eficaz en dietas
-Su contenido en vitamina C ayuda a absorber el hierro de los alimentos
-Ayuda a combatir el estreñimiento
-Previene el cáncer (antioxidante carotenoides y flavonoides)
-Ayuda a normalizar altas presiones arteriales (potasio)
-Previene de enfermedades degenerativas (envejecimiento)
El consumo de esta fruta es más beneficioso en invierno y cambios de estación, cuando tienen lugar altibajos en el sistema de defensas, sobre todo en los niños, que son más vulnerables a sufrir resfriados e infecciones.
Además, es uno de los primeros cítricos que se le pueden ofrecer a los más pequeños (a partir del año de edad).
Es uno de los mejores alimentos para picar entre comidas e ideal para la merienda de los niños, ya que es sabrosa, nutritiva y no es necesario cortarla con cuchillo.
Por otro lado, es muy versátil en cocina ya que se puede emplear tanto para platos dulces como salados: Tartas, mermeladas, licores, salsas y condimento para elaboraciones con pescados blancos…
La forma más habitual en que los niños toman la mandarina es al natural, en gajos. Por último, el zumo de naranja o de mandarina es un clásico para los más pequeños, así como los batidos o sorbetes, ensaladas y macedonias.